A Salvador Quintero El río Guadalquivir va entre naranjos y olivos Los dos ríos de Granada bajan de la nieve al trigo. ¡Ay, amor, que se fue y no vino! El río Guadalquivir tiene las barbas granates. Los dos ríos de Granada uno llanto y otro sangre. ¡Ay, amor, que se fue por el aire! Para los barcos de vela, Sevilla tiene un camino; por el agua de Granada sólo reman los suspiros. ¡Ay, amor, que se fue y no vino! Guadalquivir, alta torre y viento en los naranjales. Dauro y Genil, torrecillas muertas sobre los estanques. ¡Ay, amor, que se fue por el aire! ¡Quién dirá que el agua lleva un fuego fatuo de gritos! ¡Ay, amor, que se fue y no vino! Lleva azahar, lleva olivas, Andalucía, a tus mares. ¡Ay, amor, que se fue por el aire!
Debajo de la hoja de la verbena tengo a mi amante malo: ¡Jesús, que pena! Debajo de la hoja de la lechuga tengo a mi amante malo con calentura. Debajo de la hoja del perejil tengo a mi amante malo y no puedo ir.
De los cuatro muleros, que van al campo, el de la mula torda, moreno y alto. De los cuatro muleros, que van al agua, el de la mula torda, me roba el alma. De los cuatro muleros, que van al río, el de la mula torda, es mi marío. A qué buscas la lumbre la calle arriba si de tu cara sale la brasa viva.
En el café de Chinitas dijo a Paquiro un hermano: "Soy más valiente que tú más torero y mas gitano." En el café de Chinitas dijo a Paquiro un Frascuelo: "Soy más valiente que tú más gitano y mas torero." Sacó Paquiro el reló y dijo de esta manera: "Este toro ha de morir antes de las cuatro y media." Al dar las cuatro en la calle se salieron del café y era Paquiro en la calle un torero de cartel.
Hacia Roma caminan dos pelegrinos, a que los case el Papa, porque son primos. Sombrerito de hule lleva el mozuelo, y la pelegrinita, de terciopelo. Al pasar por el puente de la Victoria, tropezó la madrina, cayó la novia. Han llegado a palacio, suben arriba, y en la sala del Papa los desaniman. Le ha preguntado el Papa como se llaman. Él le dice que Pedro y ella que Ana. Le ha preguntado el Papa que qué edad tienen. Ella dice que quince y él diecisiete. Le ha preguntado el Papa de dónde eran. Ella dice de Cabra y él de Antequera. Le ha preguntado el Papa que si han pecado. Él le dice que un beso, que le había dado. Y la pelegrinita que es vergonzosa, se le ha puesto la cara como una rosa. Y ha respondido el Papa desde su cuarto: ¡Quién fuera pelegrino para otro tanto! Las campanas de Roma ya repicaron, porque los pelegrinos ya se casaron.
¡Viva Sevilla! Llevan las sevillanas en la mantilla un letrero que dice: ¡Viva Sevilla! ¡Viva Triana! ¡Vivan los trianeros, los de Triana! ¡Vivan los sevillanos y sevillanas! Lo traigo andado. La Macarena y todo lo traigo andado. Lo traigo andado; cara como la tuya no la he encontrado. La Macarena y todo lo traigo andado. Ay, rio de Sevilla, qué bien pareces lleno de velas blancas y ramas verdes.
Tres moricas me enamoran en Jaén: Aixa, Fátima y Marién. Tres moricas tan garridas iban a coger olivas, y hallábanlas cogidas en Jaén: Aixa, Fátima y Marién. Y hallábanlas cogidas y tornaban desmaídas y las colores perdídas en Jaén: Aixa, Fátima y Marién. Tres moricas tan lozanas, iban a coger manzanas hallábanlas tomadas en Jaén: Aixa, Fátima y Marién. Díjeles: ¿Quién sois, señoras, de mi vida robadoras? Cristianas, que éramos moras en Jaén: Aixa, Fátima y Marién.
Yo me subí a un pino verde por ver si la divisaba, y sólo divisé el polvo del coche que la llevaba. Anda jaleo, jaleo; ya se acabó el alboroto y ahora empieza el tiroteo. En la calle de los muros mataron a una paloma. Yo cortaré con mis manos las flores de su corona. Anda jaleo, jaleo; ya se acabó el alboroto y ahora empieza el tiroteo. No salgas, paloma, al campo, mira que soy cazador, y si te tiro y te mato para mi será el dolor, para mi será el quebranto. Anda jaleo, jaleo; ya se acabó el alboroto y ahora empieza el tiroteo.
Ledesma, cancionero salmantino. Los mozos de Monleón se fueron a arar temprano, para ir a la corrida, y remudar con despacio. Al hijo de la viuda, el remudo no le han dado. Al toro tengo de ir, aunque lo busque prestado. Permita Dios, si lo encuentras, que te traigan en un carro, las albarcas y el sombrero de los siniestros colgando. Se cogen los garrochones, marchan las navas abajo, preguntando por el toro, y el toro ya está encerrado. En el medio del camino, al vaquero preguntaron, ¿Qué tiempo tiene el toro? El toro tiene ocho años. Muchachos, no entréis a él; mirar que el toro es muy malo, que la leche que mamó se la di yo por mi mano. Se presentan en la plaza cuatro mozos muy gallardos; Manuel Sánchez llamó al toro; nunca le hubiera llamado, por el pico de una albarca toda la plaza arrastrado; cuando el toro lo dejó, ya lo ha dejado muy malo. Compañeros, yo me muero; amigos, yo estoy muy malo; tres pañuelos tengo dentro, y éste que meto son cuatro. Que llamen al confesor. para que vaya a auxiliarlo. No se pudo confesar, porque estaba ya expirando. Al rico de Monleón le piden los bueis y el carro, pa llevar a Manuel Sánchez, que el torito le ha matado. A la puerta de la viuda arrecularon el carro. Aquí tenéis vuestro hijo como lo habéis demandado.
Este galagaguito no tiene mare. lo parió una serrana, lo echó a la calle. No tiene mare, sí; no tiene mare, no; no tiene mare, lo echó a la calle. Este niño chiquito no tiene cuna. Su padre es carpintero y le hará una
Si tu madrte quiere un rey, la baraja tiene cuatro: rey de oros, rey de copas, rey de espadas, rey de bastos. Corre que te pillo, corre que te agarro, mira que te lleno la cara de barro. Del olivo me retiro, del esparto yo me aparto, del sarmiento me arrepiento de haberte querido tanto
La Tarara sí, la Tarara, no La Tarara, niña que la he visto yo. Lleva mi Tarara un vestido verde lleno de volantes y de cascabeles. La Tarara sí, la Tarara, no La Tarara niña que la he visto yo. Luce mi Tarara su color de seda sobre las retamas y la hierbabuena Ay, Tarara loca. Mueve la cintura para los muchachos de las aceitunas.
Las manos de mi cariño te están bordando una capa con agremán de alhelíes y con esclavina de agua. Cuando fuiste novio mío, por la primavera blanca, los cascos de tu caballo cuatro sollozos de plata. La luna es un pozo chico, las flores no valen nada, lo que valen son tus brazos cuando de noche me abrazan. lo que valen son tus brazos cuando de noche me abrazan.
Camina don Boyso mañanita fría a tierra de moros a buscar amiga. Hallóla lavando en la fuente fría: ¿Qué haces ahí, mora, hija de judía? Deja mi caballo beber agua fría. Reviente el caballo y quien lo traía, que yo no soy mora ni hija de judía. Soy una cristiana que aquí estoy cautiva. Si fueras cristiana yo te llevaría, en paños de seda yo te envolvería; pero si eres mora, yo te dejaría. Montóla a caballo por ver que decía; en las siete leguas no hablará la niña. Al pasar un campo de verdes olivas por aquellos prados qué llantos hacía. ¡Ay prados! ¡Ay prados! prados de mi vida. Cuando el rey mi padre plantó aquí esta oliva, él se la plantara, yo se la tenía, la reina mi madre la seda torcía, mi hermano don Boyso los toros corría. ¿Y cómo te llamas? Yo soy Rosalinda, que así me pusieron porque al ser nacida una linda rosa n´el pecho tenía. Pués tú, por las señas mi hermana serías. Ábra la mi madre puertas de alegría, por traerla nuera le traigo a su hija.